Intervención de Javier Ramos (Secretario Político de la UJCE-CyL) en el cierre de la Conferencia de Castilla y León
Celebrado en Aguilar de Campoo del 26 al 28 de julio
 
Camaradas:

Permitidme en primer lugar transmitir el agradecimiento de la Juventud Comunista a todas las personas y organizaciones que nos han ayudado a organizarla y que han venido hoy para estar con todos nosotros. Compañeros de Comisiones Obreras, compañeros de Izquierda Unida de Aguilar y de Castilla y León, camaradas del Partido Comunista y del Comité Central de la Unión: muchas gracias a todos.

Con esta intervención y la posterior comida popular daremos por terminada la Conferencia, pero con ella no termina el trabajo. Al contrario, acaba de empezar.
La Juventud Comunista en Castilla y León tiene una trayectoria ascendiente, y en los próximos tres años tendremos que continuar y profundizar en esta línea. Es nuestro deber insoslayable, ante la situación en que se encuentra la juventud en general y la juventud de clase obrera, nuestra clase, en particular.
En el día de hoy en que celebramos nuestra Conferencia nos encontramos con que muchas y muchos jóvenes de nuestra doble región no pueden estudiar, porque les han quitado las becas. Por supuesto, tampoco pueden trabajar, porque o les piden una cualificación que no pueden pagarse o porque, sencillamente, no les ofrecen empleo. Y de trabajar, raro es el caso en el que no se trata de un empleo precario, con un contrato basura, un salario irrisorio y condiciones altamente alienantes.

No me hace falta poner ejemplos, camaradas. Todos sabemos de qué hablo. Todos conocemos esta realidad.

Y además, si esta es la tónica general bajo el capitalismo, resulta que en Castilla y León además de no poder trabajar ni estudiar, tampoco podemos vivir. Convivimos con la despoblación, cuando no somos víctimas de ella. Es nuestra triste realidad.

Pero lejos de aceptar esta realidad como buenos cristianos, debemos combatirla como buenos comunistas. Lejos de poner la otra mejilla ante los golpes que nos dan, debemos alzarnos contra los culpables de esta situación. Y los culpables no son Rubalcaba o Rajoy; no son tampoco Herrera o Villarubia. No son ni siquiera los empresarios que mueven los hilos de nuestros gobernantes, aunque mucho tienen que ver.

El culpable, camaradas, es el mismo culpable de las hambrunas en África, del genocidio palestino, de las guerras que estuvieron a punto de acabar al mundo el siglo pasado y de las que con la justificación de combatir el "terror" han iniciado el siglo presente.

El culpable, camaradas, es el capitalismo. Y nosotros y nosotras, comunistas, lo tenemos claro, pero no es así para toda la clase trabajadora. Ahí está nuestra gran tarea. En el XII Congreso la UJCE estableció su estrategia para combatir el capitalismo. En nuestra Conferencia de Vuelta hemos adaptado esa estrategia a Castilla y León, incorporando a la misma las realidades propias de nuestra doble región. Ahora, camaradas, toca aplicarla, y toca hacerlo desde ya.
Va a ser una tarea dura y compleja, pero no debemos desanimarnos. Contamos con una gran organización, una gran militancia que día a día se foguea en la lucha contra el capitalismo. Y si me permitís decirlo, creo que también hemos elegido una buena dirección, que no dudo que cumplirá con las tareas que en la Conferencia se la ha mandatado. Pero sobre todo, contamos con la fuerza de las ideas. Y esa fuerza nos dará la victoria, quizá no ahora, ni para dentro de tres años, pero sí algún día.

No somos idealistas. Sabemos que los bonitos sueños muchas veces se distancian de la realidad. Pero precisamente porque lo sabemos, somos marxistas-leninistas. No proponemos una utopía irrealizable. Lo utópico es pensar que un sistema basado en la explotación, la miseria, la guerra y el terror pueda ser el sistema definitivo de organización de la sociedad humana.

Nosotros y nosotras, camaradas, no creemos en sueños irrealizables. Somos comunistas porque analizamos científicamente la sociedad, y en base a ese análisis construimos una alternativa. Y nuestra alternativa, camaradas, no se basa en la explotación o en la violencia de la minoría sobre la mayoría. Nuestra alternativa se basa en la igualdad real del conjunto de la humanidad; en que sean las personas que los trabajan y no los monopolios quienes posean los medios de producción; en que los pueblos sean capaces de decidir libremente su destino y en que las relaciones entre los pueblos se rijan por la paz y la concordia, no mediante la guerra y la explotación imperialista.

Por supuesto que no es fácil ganar la batalla al capitalismo. Somos los que somos, y como decía, nuestra mayor fuerza radica en las ideas, y en la intervención que realizamos en la sociedad para que se impongan sobre las del capital. Constantemente debemos formarnos, elevarnos ideológicamente y aprender a difundir esas ideas, ese objetivo. Un objetivo que no consiste en gestionar el sistema, sino en derrocarlo y construir una alternativa. Una alternativa que se llama socialismo, y se llama comunismo.

¡Camaradas, a conquistar el futuro construyendo socialismo!¡Viva la Juventud Comunista!¡Viva el Partido Comunista!¡Viva la clase obrera!

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